martes, 9 de septiembre de 2008

Cuatro meses después

(Tener contacto con mi viejo amigo Diego Asenjo me ha traído de regreso al blog. Ha pasado algún tiempo ya desde la última vez que escribí aquí. Y mucho tiempo más desde que abandoné definitivamente los Nuevos Episodios. Muchas cosas han cambiado, pero muchas siguen siendo iguales)

Hace cuatro meses estoy viviendo sólo en mi apartaestudio del centro de Bogotá. Es un sitio agradable que me resulta acogedor, en donde he podido recibir toda la gente que quiero. Es la primera vez en muchos años que tengo un sitio que funcione bajo mis reglas. Me ha dado por llamarlo Emabaja de la Libertad, porque las reglas principales son que no hay reglas y que no se necesitan.

Los afiches de cuadros de Dalí aún no están en las paredes, pero están seguros en un closet. Ya se ha quebrado un vaso y se ha derretido un tenedor con mango de plástico. Ya tuve que hacer arreglar el lavaplatos porque de fontanería no se nada. Ya la pared del apartamento tiene una mancha de sangre de mi ahiado loco que casi se cercena un dedo abriendo una bolsa de leche con un cuchillo de mesa. Ya dejé varias veces el sitio impecable oliendo a flores de primavera, y ya lo dejé inmundo y lleno de lanas para terror de algún visitante.

Ya tiene mi apartamento una virgen hecha de capacho (hoja de maíz) cortesía de mamá y ya tiene algunas ollas cortesía también de mi mamá y del tío Julio. Tiene unas mesas y unas sillas de Bar que hacen buen juego con unas lamparas que dan una luz de casa de citas que me embriaga. Ya tiene mi apartamento unos apliques de colores para los bombillos y ya uno está quemado por el exceso de calor. Ya tiene un par de manchas en el sofá. Ya el colcohón tiene un par de resortes delatores.

Ya tiene una mancha en la pared, hija de la mala aplicación de una mala pintura y de mi obsesión con la limpieza. Ya tiene un divertido mural, tenue pero contundente, resultado de un vaso de licor arrojado de la misma manera que se arroja un tarro de pintura sobre un cuadro abstracto. Ya tiene un juego Jenga (Yenga, porque es pirata y comprado en el pasaje Rivas) untado de salsa de tomate, tartara y BBQ.

Ya tiene unas sillas plegables como las de los directores de cine, y varios discos piratas creados por mi mismo. La banda sonora de ese sitio tiene Perales, Heroes del Silencio, Sting, Interpol y Silvio Rodríguez. Ya tiene mi apartamento una mesa que pasó su primera noche en el corredor porque no cabía por la puerta. Pero el ángulo adecuado la hizo caber. Una mesa que es muy alta para ser comedor, pero que es perfecta para ser escritorio. Ya tiene mi apartamento un área de pintura inflada por una humedad que, Don Over, el administrador del edificio, dice ya está reparada (...)

Ya tiene mi apartamento varios bombillos quebrados y unos tomacorrientes nuevos que me arriesgué a poner en contra de ms principios "amotrices". Tiene unas cortinas del alto de los apartamentos viejos de Bogotá, que parecen más los velos de un templo. Tiene mi apartamento muchos anaranjados y muchos verdes, gracias al apoyo de mi primas Sandra Díaz y Sara Alayón y de mi anigo John Jaime, que me ayudaron a tener en cuenta cada detalle. Tiene una vela perfumada que me regaló una amiga muy dulce y muy hiperactiva y una cortina azul para la ducha que debió haber sido transparente

Mi apartamento tiene, y yo con él, una atmósfera de libertad que adoro y me hace pensar que voy por el camino correcto. (No puedo evitar sentirme emocionado)